Obama y la Franja de Gaza

Mié, 21/01/2009

Por Nelson Manrique

El presidente Barack Hussein Obama asume el poder en EEUU enfrentando un fait accompli (hecho consumado) del gobierno israelí. En una agresión armada que ha arrasado la Franja de Gaza, Israel ha destruido o dañado seriamente 25.000 casas (el 15% del total, según una agencia de la ONU), provocado la muerte de más de 1.300 palestinos, la mayoría civiles y más de 400 de ellos niños, usando bombas de fósforo blanco en zonas densamente pobladas y munición con uranio empobrecido.

Según el subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, John Holmes, Israel ha dañado un total de 50 centros de la ONU y 21 centros médicos y según el secretario general de la ONU la reconstrucción de Gaza costará miles de millones de dólares, mientras que la crisis humanitaria que se ha provocado es dramática. Para los agresores queda la frustración de no haber terminado el trabajo: “Si hubiera dependido de las tropas, habríamos arado con excavadoras el centro de la ciudad de Gaza”, declaró un oficial israelí, citado por el diario Maariv.

La razón de la invasión israelí ha dado lugar a múltiples especulaciones. El argumento oficial es que se pretendía prevenir los ataques con cohetes de Hamás contra poblados israelíes. Otros hablaban de castigar a la población palestina por el mismo motivo, y hay quienes atribuyeron la oportunidad del ataque a la campaña electoral israelí.

Lo que ha quedado en claro es que Israel no puede acabar con Hamás y que su agresión no la ha aislado, sino al contrario le ha abierto un espacio político inédito. Turquía está demandando incluir a Hamás en las negociaciones de paz, mientras que portavoces de Francia adelantan que la UE levantaría el bloqueo económico a Gaza si se constituye un gobierno de unidad palestino. Esto representa un viraje de 180 grados con relación a la actual posición de la UE, que considera a Hamás un grupo terrorista. En resumen: triunfaron los fundamentalistas en ambos bandos.


Desde el comienzo de su agresión los israelíes anunciaron que no tenían la intención de ocupar definitivamente Gaza, lo cual simplemente era el reconocimiento de la imposibilidad de hacerlo. En condiciones de ocupación colonial de un territorio, como la actual, las víctimas de la agresión tienen un amplio espacio para el despliegue de una estrategia de guerra irregular, en que el objetivo no es ganar las batallas sino elevar el costo de la ocupación hasta un nivel que hace absolutamente irracional cualquier intento de continuar. Por eso Israel no puede permanecer. Esto lo saben desde siempre los estrategas israelíes, que realizaron en los años 40 una guerra de este tipo contra los ingleses. ¿Qué esperaban conseguir entonces?

Es importante reparar en la oportunidad del ataque que, iniciado a fines de diciembre, culminó con la ocupación militar de Gaza justamente en vísperas de que Barack Obama asumiera el poder. Se diría que se trataba de cerrar el paso a cualquier iniciativa de paz razonable para el Medio Oriente. Buscar forzar la continuidad de la política de George W. Bush en la región.

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